Era niña y eso de hacerme mayor me daba cierto respeto, supongo como la mayoría de las personas. Aunque mi vida parecía fácil y sencilla, a mí no me parecía nada. Me gustaban las cosas bien hechas, ordenadas y todo muy pulido. El trabajo bien hecho era mi reto, y como más bien hecho y perfecta estaba, mejor. Bueno, mejor, quizás no, ¿por qué las manías también adentraban por mi mente. Qué lío tenía !!!. Por un lado mi orden y por el otro el hecho de hacerme mayor, me parecía perder ese «control» que me daba tanta seguridad.
Poco a poco me fui metiendo dentro de un pozo, empeñada con mis pensamientos y mis manías, sobre todo con la comida. Me iba adelgazando, pensaba que lo llevaba bien, que nadie notaba nada, nada de nada. Mi carácter iba cambiando, me enfada por nada, NO ERA FELIZ !!.
Un día la madre me llevó al médico, buff !!! Qué palo, pensaba, … Si a mí no me pasaba nada !!!. Un poco de control con la comida me da más seguridad !!, adelgazo !! Y eso me encanta !!!.
El primer contacto con la doctora fue incómodo, pesado, no me gustaba ir. La doctora me contaba cosas, cosas de la vida, de las relaciones, sobre todo de la relación con mi madre. Lo que me decía y cómo lo decía, me hacían pensar. De alguna manera, aunque no sé cómo, me hizo ver la vida de otra manera, como si fuera más fácil. Allí entendí que tenía que cuidarme, comer, dormir, descansar, disfrutar y por eso tenía que salir de aquel pozo, donde me metí sin darme cuenta. No fue nada fácil.
Yo soy una chica muy sensible, mi cabeza no para de pensar, y en ese momento, tan jovencita, las emociones se me disparaban y muy a menudo perdía el control. Pasaba de un supercontrol, muy estricto a un descontrol total, era agotador !!!. Tenía días de todo, días que estaba tranquilo • la, contenta y satisfecha de mis progresos. Pero también tenía días que eran un desastre, la comida era lo único que me consolaba y me hacía olvidar los problemas y las frustraciones.
Realmente no sabía qué me pasaba, pero sí siempre se repetía el mismo patrón: malestar general (ansiedad + pensamientos negativos + por + soledad + tristeza), atracón y evasión del mundo durante su transcurso y, por último, sensación de culpa y de asco infinitos. Todo ello me hacía sentir peor y esto provocaba que volviera a hartarme, por lo que entraba en un círculo vicioso. Todo esto era a escondidas, me daba vergüenza y al mismo tiempo era incapaz de evitar estos episodios de atracón que me afectaban en todos los aspectos de mi vida (estudios, relaciones, estado de ánimo …).
Esto hacía aislarme, me sentía incomprendida. La gente de mi alrededor que no lo entendía les parecía una simple cuestión de voluntad. Con todo, voy incrementar mucho peso y me encontraba muy mal con mi cuerpo y por el hecho de tener esta especie de adicción a la comida. Me sentía desgraciada. Suerte de mi familia, me acompañaron siempre.
Después de unos años, siento que el miedo al futuro, la inseguridad y la autoexigencia son los que me provocan esta inestabilidad emocional tan intensa. Es difícil describir la ansiedad, pero se podría decir que es una sensación muy desagradable que produce malestar mental, nerviosismo y muchos pensamientos negativos y de desesperación. Varias veces he deseado desaparecer para dejar de sufrir y no amargar los que me rodean.
La Dra. Lourdes Duñó me ayuda. Me siento más capaz de frenar estos impulsos. he vuelto a recuperar la esperanza y confío en que seré capaz de gestionar los momentos de ansiedad que me impiden ser feliz. Se ha convertido en un gran apoyo y he establecido un vínculo especial que me hace sentir cómodo cada vez que la visito. Me escucha, me hace reflexionar y me ayuda a entender mejor lo que me pasa para que pueda ponerle freno.
Gracias Lourdes !!!